Por fin había llegado el día tan esperado, estaba tan nervioso….
¡Había escuchado a los mayores hablar de que algo fantástico iba a llegar al pueblo y ya no podía aguantar más para descubrir de qué se trataba!
Cuando salió el sol se levantó de lo que le llamaban cama y fue corriendo a despertar a su abuelo.
El anciano lo miró con ojos tristes y le dijo:
_ Cariño lo siento mucho pero no podrá ser..
_ ¿por qué no abuelito? Todo el mundo habla de un mundo lleno de magia y colores. ¡¡Tenemos que ir!!
_ Hijo no tenemos dinero…
_ Pero…
_ Mira vamos a hacer una cosa. No tenemos dinero, pero tenemos algo muy valioso que no cuesta dinero. Se llama IMAGINACIÓN. Así que cierra los ojos y escucha atentamente….
“El pequeño asomó su naricita entre las cortinas de rayas y los ojos le empezaron a brillar al ver tantos colores. La música sonaba alegremente y le obligaba a dar palmaditas a su compás.
La sonrisa del niño crecía cada vez que escuchaba una nueva palabra de su abuelo.
Aquella mañana montó a caballo, se rió con unos seres divertidos que llevaban una nariz roja, aplaudió hasta quedarle las manos coloradas cada salto mortal desde el trapecio, abrió los ojos hasta no poder más con los trucos de magia del señor del conejo, se emocionó viendo los leones y los tigres…”
Después de un buen rato el pequeño soñador abrió los ojos.
_¡¡ Muchas gracias abuelito!!
_ ¿Te gustó el circo cielo? ¿ A dónde vamos mañana?