FABRICANDO FANTASIAS

Como cada mañana cogió su maletín de trabajo y desapareció por la puerta tras la curiosa mirada de Lucía.

Ya hacía casi un año que eran compañeros de piso, pero aún no había podido descubrir lo que tanto le intrigaba.

Cada vez que le preguntaba a qué se dedicaba, él contestaba con una sonrisa en la boca: "soy fabricante".

Había algo en aquella expresión que le inquietaba y le hacía pensar...

Cada vez que estaba a punto de irse a trabajar los ojos de Jorge brillaban de una manera especial.

Aquella misma noche, como era habitual, cenaron juntos y después de una larga sobremesa su compañero de piso se retiró a dormir diciendo que quería descansar para su próxima jornada.

Fue entonces, al quedarse sola en el salón, cuando no lo pudo evitar.

El maletín de Jorge estaba en el suelo, justo al lado de donde él colgaba su abrigo y su sombrero.

Sabía que no debía abrirlo, pero a veces la curiosidad puede ser más fuerte que el respeto, y después de cerrar la puerta cuidadosamente fue corriendo hacia su objetivo.

Antes de abrirlo ya estaba segura de que aquél maletín guardaba algún secreto...

Cuando lo abrió se quedó paralizada.

Cada día había imaginado miles de veces el contenido de esa maleta, pero en ninguna de ellas había aparecido la imagen de lo que estaba viendo: maquillaje, barra de labios color carmín, lápiz de ojos negro, telas de lentejuelas, una peluca...

¡¡No podía ser!! ¿Cómo le podía haber estado ocultando eso?

Lucía quedó decepcionada, durante ese último año había pasado malos momentos y Jorge siempre había estado allí, se había convertido en su mejor amigo. Ella le había contado todos sus secretos, y sin embargo él se había callado esto durante todo ese tiempo.

¿No confiaba en ella?

No pudo aguantar más y en ese mismo instante se fue directa a la habitación de su amigo.

_ Jorge, lo sé todo. He abierto tu maletín. ¿Por qué no me lo has contado nunca? No tenías por qué avergonzarte de nada conmigo...

_ Así que ya me has descubierto... Pues sinceramente nunca me he avergonzado de mi trabajo. Lo siento muy dentro de mi y lo hago de todo corazón. Es más, no cobro nada por ello porque así es como realmente soy feliz.

_ ¿¿Entonces por qué me decías que eras fabricante??

_ Porque lo soy... soy FABRICANTE DE SONRISAS