Un viaje inolvidable

Cada vez que se cruzaba con esa béstia negra le arrancaba un cachito más de su corazón. A pesar de no tener garras ni dientes era capaz de consumirla por dentro mediante los recuerdos de esa triste noche.


Aun recuerda lo emocionado que vino contándole que se había comprado una moto de color negro impresionante y que íban a hacer viajes inolviadables juntos.


Lo que no se imaginaba era en qué sentido iba a ser inolvidable y mucho menos que sería su viaje más largo...


¡Cúantas veces ella se había lamentado de que hiciera ese viaje solo! Esta mañana era una de ellas.

Se había despertado entre medio de pesadillas que la habían devuelto como cada noche al lugar de los hechos: Una vez más había estado cubierta por esa manta bajo la lluvia que caía en forma de cristales que se clavaban por todo su cuerpo, rodeada de luces azules y gente corriendo...


Abrió los ojos buscando instintivamente el botecito que tenía en la mesilla de noche.


Le habían dicho que esas pastillas le ayudarían a vivir y sin embargo lo único que conseguían era tentarla a abandonarlo todo.


Alargó el brazo. Abrió el bote y cerró los ojos sin pensar en nada. Estaba dispuesta a empezar ese viaje que se le escapó de las manos hacía demasiado tiempo.

_¡¡ Buenos días mamiiii!!

Aquella voz lo interrumpió por segunda vez.


Abrió los ojos y al levantar la cabeza la vió allí. Sonriendo.


Cuántas veces se había preguntado quién había dado la vida a quién...