El destino se lo había puesto en su camino, mientras otras personas habían estado buscandolo sin tener esa suerte.
La verdad es que no fué la primera en encontrarlo, pero las anteriores no supieron protegerlo bien, y como su valor era demasiado grande para no tenerlo en el mejor rincón que existe lo acabaron perdiendo sin saber como recuperarlo.
Ya hacía años que se hablaba de aquel cofre pero hasta poco antes de encontrarselo, ella no sabía de su existencia.
Aun así tenía algo mágico y especial que hizo que se sintiera atraida por él, imaginaba que no lo íba a encontrar, por eso no lo buscó, pero la curiosidad permaneció dentro de ella y por eso sintió una gran alegría cuando lo tuvo en sus manos.
Se encontraba frente de él. Externamente era precioso pero quería saber que había en su interior.
Tenía un poco de miedo a lo desconocido así que decidió abrirlo lentamente; cada día lo abriría un poquito...
Lo primero que pensó es que no tenía la llave y que seguramente sería imposible, pero lo intentó y ante su incredubilidad la puerta no mostró resistencia alguna. Entonces aprendió que algunas llaves no son físicas y que los sentimientos pueden abrir muchisimas puertas.
De la rendija salió una luz que la dejó deslumbrada y sin saber por qué le entraron unas ganas inmensas de abrir del todo aquél cofre. Fué entonces cuando se encontró en que la puertecita no se abría más. Captó el mensaje, asi que tuvo paciencia y espero con nervios e ilusión el próximo momento oportuno.
Poquito a poco consiguió abrir lo suficiente su gran tesoro para encontrarse con aquella maravillosa fortuna.
Había Joyas en forma de sonrisas, así como Esmeraldas y Rubis que desbordaban besos y abrazos. También se encontró con Sacos llenos de pasión, cantidades de comprensión y apoyo bañados en Oro y miles de ilusiones futuras del mejor Nácar del mundo.
Dicen que el dinero no trae la felicidad, es por eso que todo el mundo quería aquél tesoro, ya que es la única riqueza capaz de hacerte feliz.
Esta historia sucedió hace casi un año, y la afortunada soy yo.
No sé si habré encontrado el rincón que se marece, pero pensé que mi corazón sería un buen lugar. Ojalá nunca lo pierda.